Al perro muerto al que lamí las entrañas
Al ciego tísico que hundió su cara en las bragas de una puta.
Al mudo de ojos tristes que colecciona muñecas para coserse una madre.
Al psicótico en la cruz que quemó el cielo erigiendo la sinfonía entre el ruido.
A la sucia preñada.
A la inconstante ninfómana.
A la avispa hipócrita.
A la mona normada.
A las cadenas en las que gustosamente decicieron pudrirse.
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